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La enseñanza de la filosofía y la Nueva Escuela Mexicana

by Pluma Invitada
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La filosofía ha cumplido siempre una función social desde el momento en que contribuye a una aceptación o rechazo del mundo; o también a dejarlo como está o a transformarlo.

Adolfo Sánchez Vázquez

J. Carlos R. Acosta*

El pasado 12 de julio, el Observatorio Filosófico de México (OFM) realizó el conversatorio “Enseñanza de la filosofía en el Bachillerato” (se puede revisar aquí: https://goo.su/OZ7SSzs), en el que participaron docentes profesionales de la filosofía, quienes aportaron diversas y valiosas reflexiones sobre la propuesta de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) y la enseñanza de las diversas disciplinas filosóficas y las humanidades en la educación media superior (EMS).

Entre los diversos aspectos sobre los que se reflexionaron, pondremos atención en uno que nos parece muy importante y que ha sido señalado y denunciado desde hace ya quince años en nuestro país por el OFM y otras asociaciones: el intento de desaparecer a la filosofía y las humanidades de los planes de estudio.

Esa tendencia a nivel mundial se ha posicionado por medio de las “recomendaciones” de organismos internacionales, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con la abierta intención de favorecer un modelo tecnocrático y empresarial de la educación. Las humanidades y las filosofías (o cierta filosofía) son vistas como disciplinas “inútiles”, pues no generan “provecho” económico alguno para los sectores interesados en subordinar la educación a sus intereses.

Esa tendencia ha recibido diversas manifestaciones de rechazo y propuestas alternativas, y en otros casos se han perdido batallas como en España, donde incluso se han impuesto asignaturas de corte religioso, no para la reflexión sobre las religiones, sino abiertamente católicas en la mayor parte de su contenido (adoctrinamiento puro, aunque se coloquen como asignaturas “opcionales”).

En México, diversas organizaciones y entre ellas el OFM, han hecho señalamientos claros, primero contra el intento y sinrazón de eliminar de tajo las disciplinas filosóficas y humanidades en 2008 con el gobierno panista de Felipe Calderón, hasta las propuestas actuales de la NEM disfrazadas de “novedad” en la cual, como han señalado expertos, parece que han intentado hacer un “coctel filosófico” bajo la ahora llamada unidad de aprendizaje de “Humanidades”.

Y es que desde que se planteó la Reforma de 2008, la eliminación de la filosofía se justificaba con la supuesta transversalidad, argumentando que se encontraría de manera implícita en las otras asignaturas, y esa misma justificación parece esgrimirse nuevamente en la NEM. Y aunque las autoridades señalen que la Ética, la Filosofía y otras disciplinas de humanidades se encuentran distribuidas en esas tres unidades de “Humanidades” a impartirse en tres semestres, lo cierto es que, como señalaron los expertos, no existe una propuesta seria para abordar los contenidos.

La unidad de aprendizaje señalada, comentaron en el foro, combina diversas disciplinas sin orden ni relación clara en el desarrollo de las progresiones, dejando de lado las implicaciones pedagógicas y de conocimiento necesarios para abordar cada uno de los aspectos y temas que se proponen.

El documento de progresiones de dicha unidad de aprendizaje muestra más una especie de doctrina moral sobre los comportamientos que se espera que tengan las personas, una especie de recetario moralista sobre los “buenos comportamientos ciudadanos”. Más que una verdadera reflexión o acercamiento a la filosofía, se plantea como un catecismo moralista del “ciudadano” modelo. Incluso el “humanismo” pregonado desde el gobierno federal tiene ese tinte moralista (ejemplo es la llamada “Cartilla moral”), en contraste con la tradición humanista de profundas raíces filosóficas que ha atravesado la historia humana (y la mexicana en particular, que por cierto no se recupera).

De esa manera, la tan socorrida transversalidad como la entiende la NEM y su propuesta en el Marco Curricular Común (MCC), se reduce a simplemente desaparecer las asignaturas a favor de una supuesta superación de la fragmentación disciplinaria del conocimiento. Sin embargo, se olvida que, como bien señaló hace ya casi 20 años Pablo González Casanova, la transversalidad no debe dejar de lado el desarrollo de las disciplinas mismas, de su especialización. La transversalidad vendría a ser, desde la complejidad, una “propiedad emergente” del trabajo entre las disciplinas, pero no su desaparición. La superación de esa fragmentación del conocimiento sólo puede darse sobre la base de un desarrollo coherente y firme de las distintas disciplinas, no de simplemente eliminar asignaturas y sustituirlas con un programa ecléctico que responde más a un objetivo moralista e ideológico (por más benévolo que éste sea), que a un objetivo serio de formación académica.

Las y los docentes del nivel medio superior deben considerar todas esas reflexiones aportadas por los expertos en enseñanza de la filosofía, pues son muy serias las implicaciones que puede tener en la formación de las y los jóvenes que cursan éste nivel educativo. Es preciso que sea la comunidad docente de éste nivel, con toda la experiencia y su saber, quien tome en sus manos la enseñanza seria, coherente y profunda que necesitan las filosofías. Son quienes deben determinar aquellos contenidos necesarios para llevar a buen término el acercamiento a las disciplinas filosóficas y humanistas que necesitan las generaciones de jóvenes de éste nivel educativo.

Se necesita llevar a la práctica la verdadera libertad de cátedra y hacer efectivo el señalamiento de que la NEM está en construcción interviniendo activamente con las propuestas de la comunidad docente experta en la enseñanza de la filosofía y las humanidades. Por lo tanto, es necesario apostar por transformar verdaderamente la educación, yendo incluso contra lo que señalan las propuestas oficiales, pero sin caer en las antiguas prácticas tradicionales de la enseñanza de la filosofía: en donde los libros o manuales se convierten en estériles actividades como “leer de la página tal a la página tal y hacer el ejercicio”, para terminar de convertir a los libros en verdaderos cementerios de las ideas, como bien advirtiera el filósofo Adolfo Sánchez Vázquez. Esta afrenta a la filosofía necesita una respuesta consecuente, de lo contrario significaría colaborar con el rumbo desolador que está tomando el mundo.

*Sociólogo, docente de Colegio de Bachilleres del Estado de Querétaro

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