El año pasado la Secretaría de Educación Pública (SEP) cambió radicalmente el currículo de la educación básica (EB) del país, que se implementó de manera simultánea en todos los grados en agosto de 2023, sin haberse piloteado oportunamente. Entre sus características, se encuentran: 1) la Enseñanza Basada en Proyectos (EBP), que reemplaza a la educación tradicional, 2) la eliminación de las disciplinas escolares (ej. matemáticas, español) y la adopción de un enfoque multidisciplinario y 3) la nueva generación de Libros de Texto Gratuitos (LTG) basados en algunos principios de la Pedagogía Crítica, las Epistemologías del Sur y el Posmodernismo, que buscan cambiar la concepción del estudiante sobre el mundo y del país. A pesar del gran impacto educativo que tendrá esta reforma, la SEP no ha explicado satisfactoriamente qué implicaciones se anticipan para los estudiantes y docentes, razón por lo que me propongo explicar en qué consiste el primero de estos cambios: la EBP.
Este modelo de enseñanza se fundamenta en la idea de que los estudiantes adquieren una comprensión más profunda de los conceptos cuando se les da la oportunidad de aplicarlos en el contexto de un proyecto real (o simulado). Una premisa básica de la EBP es que el alumno asuma un papel activo en su aprendizaje, tomando decisiones y resolviendo problemas. Los proyectos a menudo requieren que los estudiantes utilicen una variedad de habilidades tales como la investigación, la colaboración, la resolución de problemas y la comunicación. El proceso de aprendizaje es iterativo, a partir de los errores que se cometen, por lo que el docente debe de evaluar a cada estudiante de manera continua para retroalimentar su ejecución y lograr el objetivo del proyecto respectivo.
La EBP requiere que los docentes sean capaces de: 1) diseñar proyectos relevantes, significativos y atractivos para los estudiantes, lo que incluye la definición de metas claras, la creación de tareas desafiantes y la integración de habilidades y contenidos académicos, 2) evaluar el progreso de los estudiantes a lo largo del proyecto, a través de la observación, las rúbricas y la autoevaluación, 3) fomentar la colaboración entre los estudiantes y la resolución de conflictos y 4) conectar el contenido académico con problemas del mundo real. Pero, sobre todo, requiere que los docentes tengan una actualización permanente en este modelo difícil de implementar, aún por aquellos docentes bien capacitados, con pocos alumnos, un equipamiento adecuado y con recursos financieros suficientes.
Por ello, es importante preguntarse si el Sistema Educativo Mexicano cuenta con el personal, los recursos y las condiciones mínimas indispensables para implementar un modelo de enseñanza que, aunque atractivo, presenta muchos retos para su buena implementación. Entre ellos: 1) los proyectos pueden requerir un tiempo considerable para su planificación, ejecución y evaluación, 2) evaluar proyectos es complicado, ya que implica considerar aspectos como el proceso, la colaboración y el producto final, 3) algunos estudiantes tendrán más recursos, apoyo familiar y experiencia previa, lo que podría contribuir a la inequidad en los resultados, 4) si no se planifica adecuadamente, los proyectos pueden carecer de estructura y coherencia, lo que podría dificultar el logro de objetivos de aprendizaje, 5) la falta de cobertura curricular completa, debido a la temática centrada en algunos proyectos, 6) resistencia de los docentes e instituciones a cambiar a un modelo más complejo, que requiere del apoyo continuo y el financiamiento de las instituciones educativas y 7) la efectividad de la enseñanza depende en gran medida del contexto y de factores externos al estudiante, como la disponibilidad de recursos escolares, y el apoyo de los padres de familia y de la comunidad educativa.
En síntesis, aunque parezca muy atractivo el uso de la EBP, que algunas escuelas han adoptado exitosamente en diversas partes del mundo (ej., Finlandia, Canadá, Australia), es importante preguntarse si este tipo de enseñanza se puede implementar exitosamente de manera simultánea en todos los grados de la EB en México, tomando en cuenta la gran diversidad de sus escuelas y la inequidad en las condiciones en las que operan (falta de financiamiento, infraestructura, equipamiento y personal docente). La respuesta a esta pregunta me la dio parcialmente un director de una escuela privada de la localidad: “nosotros seguimos enseñando como lo hemos hecho hasta ahora; los nuevos libros de texto se los damos a los padres de familia, para que les den algún uso y no se desperdicien”. En un futuro próximo será vital conocer si se pudo implementar adecuadamente la EBP o si resultó ser solo un espejismo de la SEP. Los resultados de aprendizaje nos lo dirán (si es que los evaluamos).
Presidente del Consejo Directivo de Métrica Educativa, A.C.
@EduardoBackhoff