Si no estamos formando desde la escuela para garantizar la generación de mejores ciudadanas y ciudadanos entonces no estamos formando.
La educación está en crisis y en ello existe un reconocimiento internacional, ya que no es capaz de contener las oleadas de violencia social y desde su seno se incide muy poco en la generación de nuevos y mejores ciudadanos.
Así como en el campo de la comunicación y de las tecnologías ha habido un avance impresionante, ¿Por qué el campo educativo se ha quedado rezagado y en crisis?
La crisis mundial de la educación tiene básicamente tres aristas:
- La resistencia y falta de disposición de las y los actores para arribar a nuevas formas de concebir y de actuar el hecho o el acto educativo.
- El fuerte interés de los gobiernos de politizar y de mantener como prioridad el control político y la legitimidad ideológica, por encima de desplegar verdaderos intereses para el desarrollo.
- La lentitud y el agotamiento en el terreno de las ideas y las teorías pedagógicas que se mueven lento y dependen mucho del avance de otros campos del conocimiento principalmente de la psicología, la sociología y recientemente de las neurociencias.
De esta manera, estamos ante un escenario poco favorecedor, debido a las fuertes resistencias desde el interior del sistema. En el terreno local y en ámbitos concretos, es que podemos ver muy de cerca, que el interés educativo está colocado más bien en acciones de promoción y proselitismo político y en acciones pensadas para mostrar un panorama que no existe: ¿eso es educar? yo digo que no, pero así lo entienden y lo practican las y los educadores al servicio del sistema.
Educar hoy en día requiere y reclama una fuerte zarandeada semántica y praxeológica, no basta (como sucedió en otro tiempo) el solo hecho de asistir a la escuela o el garantizar que niñas y niños lo hicieran. No, ahora se debe de garantizar que la escuela educa, se preocupa, acompaña y le da seguimiento a las niñas y los niños que asisten a cada uno de sus espacios.
La UNESCO desde hace muchos años se ha preocupado por establecer directrices, recomendaciones, orientaciones en prospectiva para mejorar la educación en el mundo; pero los países miembros son libres de acatar o no dichas disposiciones y con ello se sigue una inercia de simulación entre muchos países del mundo, incluyendo el nuestro.
La gran pregunta no es si estamos o no dentro de una crisis educativa, sino más bien cómo salir de ella. Superar una crisis educativa que nos mantiene estancados y paralizados no es tarea fácil -repito cuando no existe disposición de los gobiernos de las distintas instancias que la llevan a cabo entonces ¿Cómo superarla?
Salir de la crisis de la educación a nivel local, con una tendencia internacional inicia con la disposición de hacer cosas diferentes, de modificar el sistema, de darle un mayor valor a las prácticas exitosas y a los avances educativos (por pequeños que estos sean), de darle verdadero poder a las y los pedagogos locales, restarles protagonismo político a los funcionarios y cancelar los proyectos faraónicos que no sirven para nada, regresar a los fundamentos pedagógicos. Educar con proyección para la vida o para toda la vida y no solo para la escuela y verificar que los buenos aprendizajes se demuestran en distintos contextos.
Por algo debemos comenzar la tarea es de todas y de todos.