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La matrícula de preescolar: llueve sobre mojado.

by Rogelio Javier Alonso Ruiz
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Son añejas las dificultades relativas a la escolarización de niños en edad para cursar la educación preescolar. Pese a la obligatoriedad del nivel educativo, establecida en 2002, en el ciclo escolar previo a la pandemia, el 2018-2019, existían problemas considerables: la cobertura del nivel se situaba en 72.1%, mientras no se atendía siquiera la mitad de los niños de tres años (48%).  Entidades como Chihuahua, Baja California, Colima, Sonora y Tamaulipas ofrecían una cobertura apenas superior al 60% en el nivel educativo. Desde el ciclo escolar 2017-2018 y hasta la fecha se ha incrementado la cantidad de niños fuera de las escuelas preescolares, pese a que, en apariencia, debería ser más fácil captar a la población a atender, dada la desaceleración de su crecimiento demográfico. Las cifras oficiales dan cuenta de una agudización de los problemas a partir de la pandemia.

El inicio de la disminución de la matrícula de preescolar no puede ser adjudicado a la emergencia sanitaria: el punto más alto de cantidad de estudiantes se registró en el ciclo escolar 2016-2017 (4,931,986 alumnos) y, a partir de entonces, el descenso ha sido continuo. Sin embargo, es desde el ciclo escolar 2019-2020, cuando inició la pandemia, que la pérdida de alumnado se intensificó. De acuerdo con las cifras oficiales, del periodo lectivo 2019-2020 al 2021-2022, la matrícula adelgazó en más de medio millón de alumnos (581,069). Hoy se tienen más alumnos fuera de las escuelas preescolares (2,369,803) que hace diez años (1,966,919 en 2012-2013).

De los cinco ciclos escolares en que se ha registrado una caída sostenida de la matrícula de preescolar, es en los dos últimos donde ser observa un porcentaje de disminución más intenso: 8.5% (2020-2021) y 4.0% (2021-2022). En los ciclos escolares previos, la reducción había sido considerablemente menor: 0.8%, 2.2% y 0.9%. Preescolar es el gran perdedor de matrícula a raíz de la pandemia. No hay otro nivel educativo que siquiera le acerque: supera por mucho a primaria (cuatro veces), secundaria (ocho), media superior (dos) y superior (ocho).

Las condiciones demográficas actuales del país, caracterizadas por la disminución de la tasa de fecundidad, entre otros factores, son insuficientes para atenuar la crisis de la matrícula de preescolar. De acuerdo con las proyecciones de la Comisión Nacional de Población (CONAPO), del ciclo escolar 2019-2020 al 2021-2022, la población de tres a cinco años de edad disminuyó 1.1%, mientras que la cantidad de estudiantes de preescolar –en ese mismo rango de edad– decreció 12.2%. La disparidad de ambas proporciones es más que evidente. Como ya se vio, nacen menos niños, pero hay más excluidos.

Mucho se ha hablado de las repercusiones que la pandemia ha traído a la vida escolar. Se estima que las afectaciones pudieran cuantificarse entre uno y dos grados escolares de retraso. Sin embargo, considerando las situaciones expresadas hasta estas líneas, salta la incógnita si el golpe más fuerte aún está por propinarse: ¿qué habrá que pagar por una generación con limitantes tan considerables en cuanto al curso de la educación preescolar? Es de suponerse, además, el futuro que deparará a aquellos que, desde tan temprana edad, se desvinculan de la escuela. No resulta razonable apostar por éxito educativo cuando uno de cada tres mexicanos en edad para cursar el preescolar están omitiendo una experiencia educativa que sienta los cimientos de habilidades fundamentales del pensamiento.

Como si hiciera falta agravar el panorama, los problemas existentes de matriculación en preescolar se han intensificado a partir de la pandemia. ¿Qué han hecho los gobiernos federal y locales para contener el desmoronamiento de la matrícula? ¿Qué estrategia se contempla en el corto plazo para recuperar a los alumnos ausentes? ¿Es válido esperar a que, naturalmente, cuando disminuyan los efectos de la pandemia, la situación escolar se componga? ¿Qué acciones se prevén para tratar de borrar cicatrices que, en términos de desarrollo y aprendizaje, representa para una generación la falta de estimulación en el nivel preescolar? ¿Cómo evitar, pues, que le siga lloviendo sobre mojado a este nivel educativo?

*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía. 

Twitter: @proferoger85

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