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La desigualdad en el trabajo intelectual y artístico

by Pedro Flores Crespo
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Una de las cosas más importantes que se enfatizan durante el Día Internacional de la Mujer (8M) es que la identidad individual y los roles sociales que desempeñamos las personas no tienen por qué ser inamovibles o unilateralmente asignados. Podemos cuestionar. Esto es una base para combatir la desigualdad de género.

Esto hace precisamente la doctora Oliva Solís con su libro “El hacer del bello sexo. La participación de las mujeres queretanas en las Exposiciones Industriales y Universales durante el Porfiriato (1876-1911)”, el cual se presentó en un aula repleta de estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAQ.

Solís acertadamente observa que las oportunidades que las mujeres realmente han tenido para difundir, a escala local, nacional e internacional, su trabajo artístico e intelectual son significativamente menores a las que tenemos los hombres.

Esto ha producido una valoración diferenciada e injusticia de tipo estructural. Visibilizar entonces de manera equitativa la labor de todas y todos es una asignatura pendiente hoy en día.

Avanzar en esta dirección no solamente servirá para corregir una desigualdad que, como bien documenta Solís, es de larga data, sino también porque todos podremos beneficiarnos al apreciar la imaginación, razonamiento y sensibilidad desarrollada por las distintas académicas y creadoras.

Con esta idea, llegué por ocio y casualidad al Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro donde tiene lugar la exposición “Ausencias, lipogramas sin A”, la cual es un “ejercicio en el que han participado creadoras de México, América Latina y España” para “cuestionar la invisibilización de las mujeres, la escasez de su registro en la historia oficial, el menosprecio de su trabajo y las violencias cotidianas ejercidas contra ellas”.

Un lipograma, explicó la guía del museo, es un escrito en el que se elimina una letra de manera voluntaria, en este caso la “a”, la cual en nuestra lengua, denota el “género de los artículos y sustantivos femeninos”. La idea es original: mediante la ausencia vocal, se expresa la desigualdad de género. La propuesta conceptual es de Yunuen Díaz quien se acompaña de Ana Franco como editora para nombrar lo “indecible” (Agamben). 

Exponer el trabajo de las artistas de manera pública, abierta y gratuita es un hecho que nos hace reflexionar sobre la manera en que la sociedad actual puede ir combatiendo la invisibilidad y subestimación históricas. Además, albergué cierta esperanza cuando al salir del museo, cualquier puede observar que la colorida imagen de la muñeca Lele, creada originalmente por mujeres artesanas otomíes, inunda los puestos de l_ Pl_z_ de l_ S_nt_ Cruz y atrae la atención de nacionales y extranjeros. Es una mujer el emblema del estado. 

No obstante, también debemos recordar que algunos empresarios y empresarias buscaron registrar como exclusiva la marca “Lele” y así ganar dinero de manera privada (Tribuna, nota de Diego Hernández, 23.08.21). Esto nos hace reflexionar más profundamente. Aunque ahora se reduzca la invisibilización, hay un nuevo problema: en México se crean bienes culturales que pueden ser públicos (Zaid), por un lado y por otro, precisamente porque el trabajo artístico se expone y valora nacional y globalmente, crece la avaricia por comercializarlo apropiándose de la imaginación y el trabajo de personas históricamente excluidas. Persisten las asimetrías, las de género y otras. 

Investigador de la UAQ

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