Revista Aula

El bachillerato al centro

Carlos Ornelas
Carlos Ornelas

“Es una transformación profunda del bachillerato y es para el bien de los jóvenes. Queremos que los jóvenes se queden en la escuela, que les guste la escuela. Que, en vez de estar a los 15 años en la calle, que les guste la escuela”. Con esas palabras, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo dio el banderazo de salida al esfuerzo más reciente para centralizar la educación media. Lo anunció el 28 de julio en la “mañanera del pueblo”. Habló de un nuevo Sistema Nacional de Bachillerato. Es un proyecto ambicioso que quizá tenga consecuencias en el futuro inmediato, lo fundamental: un diseño curricular único, aunque no queda claro si persistirá la pluralidad de instituciones.

Por las palabras de la presidenta Sheinbaum y los mensajes de Mario Delgado Carrillo, secretario de Educación Pública, y Tania Rodríguez Mora, subsecretaria de Educación Media Superior, el fin principal es disminuir el abandono de jóvenes de los estudios en la enseñanza media, que ya toca un punto crítico. Los instrumentos de política son más recursos económicos (no tantos) para “ampliación de la cobertura de las preparatorias con 37 mil 500 nuevos espacios, para ello, se realizarán 150 acciones de ampliación, de las cuales 88 ya están en proceso este año: se construyen 20 nuevas escuelas, se amplían 33 y se realiza la reconversión de 35 secundarias para que en el turno vespertino funcionen como preparatorias” (Presidencia de la República, Comunicado del 28 de julio de 2025). Por supuesto, la oratoria incluyó más becas.

La parte sustantiva, la que está en relación con el conocimiento y su certificación, estuvo a cargo de la subsecretaria. Explicó que a partir del próximo ciclo escolar entrará en vigor el “nuevo marco curricular común” (que no único, ojo) con el fin de ofrecer “una formación integral con materias como: Lengua y Comunicación, Pensamiento matemático, Ciencias Naturales, Experimentales y Tecnología, Cultura Digital, Conciencia Histórica, Ciencias Sociales, Pensamiento Filosófico y Humanidades e Inglés”. Nada que ver con la revolución de las conciencias, la justicia curricular o la soberanía cognitiva. Ergo, la mención de la Nueva Escuela Mexicana fue una diligencia retórica, nada más para cumplir con la liturgia de la Cuatroté.

Aunque con diferentes etiquetas, la construcción de un marco curricular común o básico, comenzó en el gobierno de Felipe Calderón, hubo ciertos avances, pero la mayoría de las universidades que tienen bachilleratos, no lo tomaron en cuenta y asociaciones de profesionales, en especial los filósofos, criticaron la ausencia de humanidades y filosofía. El. Gobierno de Peña Nieto buscó un fin similar. El diseño de ese nuevo marco se aceleró a partir de 2019. Hoy, está disponible con lujo de detalles en la página de la Subsecretaría de Educación Media Superior.

Lo que no se encuentra en esa página y es crucial para que las cosas funcionen mejor, es la preparación del profesorado y la mejora de las condiciones laborales. Buena parte del abandono escolar en este medio se debe a la insatisfacción de los estudiantes por materias que les parecen irrelevantes y al aburrimiento que provocan ciertos profesores con su docencia rutinaria. Además, en ciertos planteles el ausentismo de docentes es frecuente.

Tampoco queda claro si las universidades autónomas ya aceptaron esos cambios, que para ellas serían menores, las materias que mencionó la subsecretaria son la base de sus currícula.

En fin, parece que el gobierno pondrá en juego su fuerza política para echar a andar el nuevo diseño. Quizá, con más becas y acciones de acercamiento a las escuelas, disminuya el abandono, aunque sea en pequeña escala. El desafío importante es que ese nuevo marco curricular y sus prácticas les gusten a los estudiantes. Es muy difícil derrotar al aburrimiento.

Retazos

La presidenta Claudia Sheinbaum afirmó en Celaya el fin de semana que es injusto entregar becas por calificaciones, “por lo que con la 4T los apoyos son universales para garantizar condiciones de igualdad en educación básica”. Pero también es injusto, pienso con base en los postulados de Amartya Sen, darla a quien no la necesita, a los vástagos de las clases medias.

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