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Cátedras: investigar en modo administración pública

by Alejandro Canales
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La convocatoria actual se refiere a una nueva modalidad de investigación, es incierto qué pasará con la modalidad original.

El testimonio de un aspirante de lo que antes era el programa Cátedras Conacyt es elocuente del desencanto que experimentan jóvenes académicos. El programa ya se denomina Investigadoras e investigadores por México, pero las modificaciones no son nominales, la iniciativa se redujo, viró en su propósito y se apresta a impulsar una nueva modalidad de investigación. Veamos el testimonio.

Pedro (@PedroRangelRiv2), un joven químico, expresó en un tuit la semana pasada: “Poco más de 10 días para realizar la solicitud, y de la manga se sacó el Conacyt la modalidad II cuando originalmente el programa IxM era con el fin de incorporación para fortalecer la IES y CPIs del país. Ya mejor digan que no habrá más convocatorias, tantita empatía” (t.ly/4Vqb).

En primer lugar, Pedro se refiere al plazo breve de la reciente convocatoria, exactamente 11 días, para registrar la solicitud y cumplir con los requisitos de participación. En segundo lugar, lo inesperado del cambio de finalidad del programa al instaurar la modalidad II.

Lo hemos dicho aquí en repetidas ocasiones: el propósito de las Cátedras, cuando se pusieron en marcha en 2014, fue abrir una oportunidad laboral para jóvenes promesas en el casi clausurado mercado académico, al comisionarlos en instituciones de educación superior y centros públicos de investigación.

La idea inicial era que a lo largo del desempeño del catedrático, un periodo de diez años que se podía prorrogar de forma indefinida, la institución receptora abriera una plaza y el joven pudiera concursar por ese lugar. Sin embargo, desde el comienzo los supuestos no se cumplieron: algunos jóvenes abandonaron las cátedras porque las condiciones laborales eran muy inestables y precarias, las instituciones no abrieron plazas y el volumen de catedráticos fue muy limitado.

Las cosas no mejoraron en la actual administración, por el contrario, el programa casi desaparece; no hubo convocatoria en 2019 ni en 2020. Los catedráticos se inconformaron públicamente, instauraron formas novedosas de protesta y se agruparon en un sindicato. Casi al final del 2021 la autoridad publicó la convocatoria correspondiente y una de sus novedades fue que ahora los jóvenes doctores podían optar por adscribirse a una entidad de la administración pública federal como institución receptora.

Una carrera de investigación en la administración pública no se veía ni se ve factible, pero la opción quedó anunciada en septiembre del 2021, en la primera convocatoria del periodo gubernamental. El Conacyt le llamó modalidad II y a la opción original la denominó modalidad I. Por eso, en el tuit mencionado, se dice que la modalidad II está sacada de la manga.

Si añadimos que los plazos para registrar las solicitudes y cumplir los requisitos se han acortado cada vez más, entenderemos la percepción existente sobre el programa. ¿Y se corresponde con los datos? No solamente es la inestabilidad e improvisación del programa, también es la reducción de su volumen. La proyección del programa tenía previsto abrir 500 plazas anuales, sin embargo, desde el 2016 incumplió su propósito y actualmente solo tiene alrededor de un millar y medio de plazas.

En la convocatoria del 2021, la más reciente, los jóvenes debieron esperar casi un año para saber si estaban o no en el programa; los resultados fueron publicados por pausas. Al final, fueron 118 los aceptados (69 en instituciones académicas y 49 en la administración pública) y se ha calculado que fueron más de 4 mil los solicitantes.

La semana pasada se publicó la nueva convocatoria, solamente se dirige a la modalidad II del programa, ya no menciona una carrera de investigación en la administración pública, únicamente destaca la importancia de los programas prioritarios gubernamentales y sus ejes temáticos de salud, alimentación, transversales, energía y cambio climático.

El anexo de la convocatoria enlista 31 perfiles profesionales a los que deberán ajustarse los solicitantes del programa y en algunos casos el plazo de contratación se redujo a cinco años. Lo sorprendente es que alrededor de una docena de lugares corresponde al propio Conacyt como institución receptora, otra media docena para el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático y tres más para el Centro de Estudios e Investigación en Biocultura, Agroecología, Ambiente y Salud (CEIBAAS-Colima), un centro del que no se conoce nada, aunque se anunció uno similar en Guerrero el pasado mes de diciembre.

En fin, es incierto si habrá convocatoria para la modalidad I, cuántas solicitudes serán aceptadas en la modalidad II y cuándo se conocerán los resultados completos. Lo evidente es que el programa cambió de propósito, redujo su alcance, la opción de carrera de investigación para los jóvenes quedó acotada y la propia administración pública será institución receptora. El asunto tiene múltiples aristas, volveremos a ellas, por ahora notemos que los jóvenes doctores quedarán en modo administración pública.

Pie de página: La estructura de investigación de la UNAM, titulares y representantes, dirigen una carta a Santiago Creel, presidente de los diputados, para externar su preocupación por el proyecto de ley general de ciencia del gobierno federal y solicitar audiencias públicas. El consenso crece.

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