Revista Aula

Triunfa la CNTE

Carlos Ornelas
Carlos Ornelas

Un amigo mío me escribió una carta hace unos años, donde comentó uno de mis artículos sobre el sindicalismo corporativo. Remató con una frase que me marcó: “No seas tan blando que te expriman ni tan duro que te quiebren”. Se refería a la acción de ciertos gobiernos de América Latina en sus bregas con los sindicatos de docentes. Fue un consejo directo que le dio a un ministro de Educación de su país.

La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y el secretario de Educación Pública, Mario Delgado Carrillo, afirmaron una y otra vez que la iniciativa de reformas a la Ley del ISSSTE no lastimaría a los maestros, que, al contrario, los beneficiaría. Para convencer a los que nunca se convencen, la Presidenta convocó a los maestros disidentes a Palacio Nacional. Ayer tuvieron la reunión. Y, de nuevo, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación mostró las garras del león. Logró lo más importante que quería: que la Presidenta retirara su propuesta de reformas y a establecer un diálogo constante con los maestros rebeldes. De cualquier manera, los líderes sostuvieron que seguirán adelante con el paro de este 19 de marzo, hasta el viernes 21; también el plantón en el Zócalo. Como siempre, van por más.

La CNTE puede festejar que alcanzó lo que la dirigencia de la facción mayoritaria no obtuvo, a pesar de los mensajes lisonjeros que le mandaron a la Presidenta y la promesa de que conseguirán cinco y medio millones de afiliados a Morena. Las declaraciones de los líderes de la CNTE, afuera del Palacio Nacional tras la tertulia, apuntaron que la reunión fue cordial, que la Presidenta habló con Ricardo Monreal para pedirle que detuviera los trámites. Pero la CNTE es la CNTE y los dirigentes dijeron que seguirán con su “lucha” hasta que la suspensión sea anunciada en la Gaceta Parlamentaria. Son fieles a su estrategia de movilización-negociación-movilización.

Pienso que en el gobierno se equivocan si piensan que con las concesiones a la CNTE van a lograr que no haya paros en las escuelas de sus territorios, plantones y otras acciones, como la toma de casetas y bloqueos a edificios públicos. Más ahora, ¡están crecidos! Es una victoria de resonancia; el siguiente paso es apoderarse de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros. Pero, allí sí, la facción institucional, con Alfonso Cepeda Salas a la cabeza, será la beneficiaria principal. Tiene mayoría, aspira a colonizar el gobierno de la educación básica en sus parcelas y controlar la trayectoria profesional de los docentes. Como lo hacía el SNTE en el largo periodo del régimen de la Revolución Mexicana. El corporativismo no tiene freno.

No estoy seguro de que las modificaciones a la Ley del ISSSTE que planteó la Presidenta dibujaran al ogro que pintó la CNTE. Tampoco que fuera en beneficio de los jubilados, pero no era un pleito de razones, era una reyerta política. Lo que les interesa a los líderes —de las dos facciones— es mantener el control sobre los agremiados. Unos para que voten por Morena —mientras esté en el poder—, otros para engrosar las filas de “revolucionarios”. Quienes pierden siempre son las escuelas, los estudiantes y los padres de familia. La nación en su conjunto. Más pérdidas de aprendizajes, de recursos y de tiempo.

Entiendo que la Presidenta tiene presiones de todo tipo: la violencia criminal, las amenazas de Trump, la sombra de su predecesor y de las pugnas en Morena, pero la CNTE, con la disposición de fiera salvaje, y la otra corriente del SNTE, con la pericia del zorro astuto, exprimen al gobierno. Los juegos del poder les favorecen, no quieren desaprovechar la coyuntura. Queda manifiesto que no les interesa la educación ni los alumnos. Es más, si se mira con una visión áspera, tampoco les importan los maestros, les conviene como recurso discursivo, por eso hablan del bienestar de los docentes. Y seguirán con sus exigencias, unos con la sonrisa y la promesa de votos, otros con la protesta callejera.

Las querellas de la CNTE se emparentan con la violencia criminal. Tiene un camino que los líderes conocen bien y les da resultados. Son duros y quieren exprimir a la nación. El gobierno parece blando frente a ellos.

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