Manuel Alberto Navarro Weckmann
“La Zona de Desarrollo Próximo es el espacio en el que el aprendizaje ocurre de manera óptima, cuando los educadores pueden guiar a los estudiantes desde lo que ya saben hacia lo que están a punto de descubrir.” Luis C. Moll
Uno de los elementos que más influyen en el trabajo docente, y que poco se conocen en la sociedad, es la oportunidad para intervenir de manera profesional en el desarrollo de las niñas, niños y adolescentes acorde a la necesidad específica en el momento preciso en que se necesita, para ello, se necesita contar con un bagaje muy importante de herramientas profesionales en el ámbito social, psicológico, biológico y de herramientas para el aprendizaje. Una de ellas es el conocimiento, en el marco del constructivismo, es la zona de desarrollo próximo.
La Zona de Desarrollo Próximo (ZDP) de Lev Vygotsky es un concepto esencial, que subraya la importancia de la interacción social y el rol del docente en el proceso de aprendizaje. Este concepto se refiere al espacio donde se encuentran las habilidades y conocimientos que un niño aún no domina por completo pero que puede alcanzar con la guía y el apoyo adecuado de un adulto o un compañero más competente. Esta idea sugiere que el aprendizaje es un proceso social, en el que la mediación de una figura más experta es crucial para que el estudiante pueda avanzar más allá de sus capacidades actuales.
En el proceso de enseñanza-aprendizaje de niñas, niños y adolescentes, la comprensión y aplicación de la ZDP permite a docentes intervenir de manera efectiva y oportuna, adaptando su enfoque pedagógico a las necesidades individuales de cada estudiante. Esto es especialmente importante porque reconoce que cada estudiante tiene un ritmo y una manera única de aprender, y que el rol docente es facilitar el progreso mediante la identificación de estas zonas de desarrollo y la provisión del apoyo necesario.
Este apoyo, conocido como andamiaje, es una de las herramientas clave en este enfoque. Se trata de proporcionar un soporte temporal que ayuda a estudiantes a realizar tareas que no podría completar de manera independiente. A medida que cada estudiante gana confianza y competencia, el apoyo se retira gradualmente, permitiendo al estudiante asumir un mayor control de su aprendizaje.
Además, la ZDP resalta la importancia del aprendizaje social, colaborativo. Al trabajar en pares o en grupos, los estudiantes pueden aprender de sus compañeros, quienes pueden actuar como modelos o guías dentro de su ZDP. Esto no solo enriquece el proceso de aprendizaje, sino que también fomenta un ambiente de cooperación y apoyo mutuo.
Así, la labor docente en este contexto es la de un facilitador que, al comprender la ZDP de cada estudiante, puede ofrecer el apoyo adecuado en el momento preciso. Este enfoque no solo mejora los resultados académicos, sino que también promueve un desarrollo integral, ayudándoles a alcanzar su máximo potencial.
La aplicación del concepto de la ZDP en la educación infantil y adolescente es fundamental para un proceso de enseñanza-aprendizaje efectivo. Permite una intervención pedagógica más precisa y adaptada a las necesidades individuales, fomenta la autonomía del estudiante, y fortalece las habilidades sociales a través del aprendizaje colaborativo. Porque la educación es el camino…
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