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PISA en el banquillo

“En el polémico mundo de la educación, casi todas las reformas propuestas tienen detractores y partidarios. Sin embargo, el sentido común podría indicar que una política respaldada por pruebas sólidas fomentaría el acuerdo entre los responsables políticos, los gobiernos, los partidos políticos y las partes interesadas en la educación”.

Con esta breve introducción, Montse Gomendio comienza una disección detallada del fracaso de las principales propuestas de PISA (PISA: Mission Failure en Education Next, http://bit.ly/3XoWIqH, 7 de febrero de 2020). Luego apunta las expectativas de reformistas que emplean la evaluación y la rendición de cuentas, dentro de sus países y a escala internacional como medio para fomentar el consenso.

En el ámbito mundial, la expectativa era que las evaluaciones internacionales contribuyeran a comprender lo que funciona bien en los distintos países. El supuesto: los datos comparados pueden identificar qué políticas impulsan el rendimiento de los estudiantes en las naciones con mejores resultados. Y adelanta su conclusión: “Por desgracia, estas expectativas no se han cumplido”.

Montse Gomendio basa su análisis en su experiencia académica, pero más en su práctica política, fue secretaria de Estado de Educación en España. Su argumento no es maniqueo, reconoce que PISA demostró ser una medida eficaz para comparar los sistemas educativos, un reto que muchos creían imposible. No obstante, las mediciones no han conducido a reformas que mejoren los aprendizajes de los estudiantes ni han promovido la calidad del profesorado ni la equidad en la prestación de servicios de educación en los países que participan en PISA. Y no sólo usa el ejemplo de España para su probar su tesis.

Gomendio también desafía a la OCDE por las sugerencias que hace acerca de copiar las mejores prácticas de otros países. No porque importar ideas y políticas sean perjudiciales, sino por la selección de los sistemas que supone son ejemplares. También critica a la OCDE por empujar la educación vocacional al nivel medio para impulsar la equidad, cuando los países que lo experimentaron muestran que sucedió lo contrario: hoy son más desiguales.

El ensayo de Gomendio me cautivó porque desmenuza los supuestos de PISA y las evaluaciones estandarizadas con base en argumentos razonables, basados en experiencia y juicios políticos, no alegatos ideológicos, aunque la ideología esté presente.

Recomiendo la lectura de este artículo tanto a los críticos de PISA para que refuercen sus tramas, como a los defensores de las pruebas estandarizadas, tal vez se den cuenta de que la misión de PISA ya fracasó.

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