Revista Aula

¿Dónde quedó la educación escolar? ¿Alguien sabe?

Blanca Heredia
Blanca Heredia

Se pregunta Artemio Cruz en la novela de Carlos Fuentes: “Y cómo le iba a fallar al maestro Sebastián, ese que le había enseñado las tres cosas que sabía: leer, escribir y odiar a los curas?”

La escuela tiene como propósito fundamental ofrecernos un espacio regular para completarnos como humanos aprendiendo a interactuar unos con otros. En cuanto a la instrucción como tal, sin embargo, lo que tiene que hacer es justo lo que Artemio Cruz le agradece a su maestro: enseñarnos a leer y escribir, y darnos algunas orientaciones valorativas que nos sirvan de brújula para organizar y navegar el mundo.

Procediendo por eliminación, concluyo que la llamada “Nueva Escuela Mexicana” ha tenido como único propósito efectivo dotar a los educandos de ciertas guías valorativas. Todas las escuelas imparten valores y se entiende que un nuevo gobierno que se vive como encarnación de una transformación histórica coloque nuevos valores en el centro de la currícula escolar.

Pero eso no basta. La escuela TIENE que enseñar a leer y escribir. Porque sin lenguaje escrito la vida en común y la posibilidad de ser parte de la colectividad humana se desdibuja y, en el extremo, se pierde. Sin un adecuado manejo de la lengua escrita, además, no se puede aprender nada más. Ni historia, ni biología, ni física. Tampoco se pueden entender las preguntas en las que se formulan problemas de matemáticas. La lectura es la puerta al conocimiento codificado y la escritura es la posibilidad de armarse uno y armar el mundo con palabras.

El proyecto educativo de la 4T contiene algunos aciertos como poner la comunidad en el centro. Donde falla de manera rotunda es en proveer a docentes y estudiantes de los materiales y las guías para promover sistemáticamente la adquisición de los saberes y habilidades indispensables para el uso correcto de la lengua escrita.

No se si a los que cocinaron el proyecto en cuestión lo de la lectura y la escritura les parezca burgués, reaccionario, patriarcal, colonialista o nocivo por no sé cuál razón. Lo que es claro es que decidieron no darle mayor importancia dentro de su proyecto educativo.

A diferencia de otras áreas de la política gubernamental como la seguridad, la construcción de obras civiles o, incluso la salud, en educación las catástrofes toman tiempo en hacerse notar. Así, la falta de instrucción adecuada en lectoescritura en la primaria baja empieza a mostrar sus costos mucho tiempo después. Por ejemplo, en los y las muchos jóvenes que se caen del sistema en el tránsito entre secundaria y bachillerato. O en las fuertes dificultades de los estudiantes de prepa para entender de qué van sus cursos, mismas que suelen llevarlos a abandonar la escuela.

En lo estrictamente pedagógico, la ausencia de la lengua escrita es el principal hoyo negro del plan educativo de la 4T. Pero, hay muchos otros problemas graves e incluso aún más básicos en el sistema educativo mexicano actual. Entre otros, la caída, a lo largo de los últimos años, de los días efectivos promedio de clase en todo el país. Caída, por cierto, que pudiera tener algo que ver con la inseguridad rampante y con la incidencia cada vez más frecuente de fenómenos vinculados con la crisis climática.

El sistema educativo anda a su suerte. Se anuncian nuevos planes y objetivos ambiciosos, mientras los cimientos del edificio siguen carcomiéndose de olvido. Si bien se anunció recientemente un aumento presupuestal en educación para 2026, los recursos para esta no sólo siguen siendo insuficientes. El problema mayor es que se han ido trasladando masivamente a apoyos individuales -becas- lo cual ha ido dejando cada vez más a la intemperie a las instituciones y las personas responsables de conducir los procesos enseñanza-aprendizaje dentro de las aulas.

En la práctica y hasta nuevo aviso, la educación pública no figura entre las prioridades de la 4T. Es cierto que el último gran sexenio de la educación, el de Peña Nieto, fue más ruido y conflicto larvado que nueces. Es cierto, también, que los hoyos de nuestro sistema educativo vienen de lejos. Pero el que las carencias sean de larga data no puede ser excusa para que los gobiernos autonombrados regeneradores de la patria se sigan desentendiendo, en los hechos, de lo que pasa en las escuelas públicas y, sobre todo, dentro de sus aulas.

Lleva rato cocinándose un desastre mayúsculo en nuestro sistema educativo. Cualquiera que esté despierto y que, por ejemplo, dé clases en la universidad -incluso en las mejores- lo sabe bien. Nuestros alumnos no saben ya ni lo más básico sobre el manejo del castellano. Sus niveles de concentración andan por los suelos y sus niveles de estrés por las nubes.

La escuela es el único espacio de formación de las siguientes generaciones de mexicanos sobre el que el gobierno tiene alguna influencia, y va al garete. No sé si es porque apenas le dan las horas del día para lidiar con otros asuntos más urgentes. O si sí quiere ocuparse y no puede por tanto lastre y restricción heredada. El caso es que, actualmente, en México al gobierno no parece interesarle mayormente la educación escolarizada en los hechos. ¿Alguien sabe por qué será?

Fuente: https://www.milenio.com/opinion/blanca-heredia/otra-mirada/donde-quedo-la-educacion-escolar-alguien-sabe

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