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CNTE: la casa de la Sección 22 en la Ciudad de México

Alberto Sánchez Cervantes*

De la lucha disidente a la hegemonía sindical

En la década de los años ochenta los maestros oaxaqueños se organizaron para enfrentar y resistir el poder sindical corporativo de Vanguardia Revolucionaria, la corriente priista al interior del SNTE. Igual que otros docentes adheridos a la CNTE, padecieron la violencia (represión, cambios arbitrarios de centro de trabajo, agresiones físicas, asesinatos) en contra de dirigentes y militantes. Con base en una estrategia de organización sindical horizontal –basada en la toma de decisiones asamblearias– y en la movilización de masas, lograron fracturar los cimientos del autoritarismo vanguardista.

La década de 1980 fue de lucha permanente contra Vanguardia Revolucionaria, hasta lograr arrancarle el control de la Sección 22. El magisterio oaxaqueño demostró, como lo había hecho antes el chiapaneco, que era posible prescindir de los dirigentes vanguardistas en la lucha por las reivindicaciones laborales y sindicales. Pero a medida que la dirigencia disidente ganó espacios político-sindicales y consolidó su estrategia de lucha, avanzó no solo en la obtención de conquistas laborales, sino también en la colonización del aparato educativo oaxaqueño e incluso en el usufructo de inmuebles del patrimonio público.

La minuta de 1992

La década de 1990 fue de quiebre: la Sección 22 transitó de la disidencia a la hegemonía sindical. El momento de inflexión fue cuando el gobernador Heladio Ramírez López (1986-1992), un mes antes de dejar el cargo, firmó con la Sección 22 una minuta mediante la cual cedió parcelas fundamentales del sistema educativo local. En dicha minuta se estableció, entre otras cosas, la creación de una agencia del Ministerio Público especial para los trabajadores de la educación, otorgar un banco de plazas como patrimonio de la Sección 22, proporcionar recursos económicos para proyectos de actualización del magisterio, consultar a la sección sobre cualquier iniciativa de ley o disposición relacionada con el ramo educativo, adquirir un inmueble para el Centro de Estudios y Desarrollo Educativo de la Sección 22, respetar las propuestas de la representación sindical para la designación de funcionarios del IEEPO, otorgar becas mensuales para los hijos de los trabajadores de la educación (cuya selección y otorgamiento quedaba a criterio de la sección sindical) y destinar 5 mil millones de pesos a un programa de vivienda para los trabajadores de la educación.

Con la minuta, una parte de las plazas pasó a ser controlada por la Sección 22, al tiempo que con el nombramiento de funcionarios se colonizó el aparato educativo (como lo hizo Vanguardia Revolucionaria en su momento). Así, la CNTE comenzó a ganar espacios burocráticos al interior del IEEPO, específicamente la titularidad de los niveles educativos: inicial, preescolar, primaria, secundarias generales, secundarias técnicas, telesecundarias, educación especial, educación indígena, educación física, formación de docentes, entre otros.

Para el académico Alberto Serdán Rosales, la firma de la minuta fue “el origen del poder coercitivo de la Sección 22 que ha mantenido de rodillas a la educación pública en el estado durante más de 20 años.”
La minuta estuvo vigente hasta julio de 2015, año en que se publicó un decreto mediante el cual el gobierno del estado pretendió recuperar la rectoría del aparato educativo (“una decisión de Estado”, dijo entonces el gobernador Gabino Cué).

En un artículo de opinión, Luis Hernández Navarro –coordinador de la sección de Opinión de La Jornada y cofundador de la CNTE– descartó que el IEEPO estuviera en manos de la Sección 22; para respaldar su dicho citó las palabras del gobernador Cué: “El mando nunca lo tuvo la CNTE, el mando lo tenía el gobierno compartido en alguna parte de la estructura administrativa, pero siempre el director del IEEPO fue designado por el gobernador en turno, así como los coordinadores.” (La Jornada, 04/08/2015) Sin embargo, en 2018, el dirigente de la Sección 22, Eloy López Hernández, reconoció que por la fuerza del movimiento se obtuvieron espacios político-administrativos en el IEEPO, sostuvo que no tenían la rectoría del aparato educativo, “pero sí gran influencia. Éramos juez y parte: aquí están las plazas y distribúyanse, se decía. Entonces la pugna era entre nosotros.” (La Jornada, 28/10/2018)

Además, hay múltiples evidencias documentales de que los titulares de las jefaturas de los niveles de educación básica eran designados por la Sección 22. En los acuerdos, pronunciamientos, tareas y plan de acción derivados de la asamblea estatal de marzo de 2004 se avalan los nombramientos de quienes ocuparán la dirección de educación primaria, así como las subdirecciones y jefaturas de departamento. (Imagen 1) En un documento similar, pero de 2013, pueden leerse los nombres de las personas que ocuparán la jefatura y subjefaturas del departamento de educación especial. (Imagen 2)

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La Casa del Maestro Oaxaqueño

El gran poder amasado por la Sección 22 también lo ilustra la siguiente situación. En entrevista con el maestro Miguel Santiago (seudónimo), un líder de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) –una de las corrientes al interior de esa sección sindical– declaró haber sido comisionado para hacer trabajo sindical desde la Ciudad de México. Su misión era brigadear a los maestros de esa entidad y de estados circunvecinos. Para realizar esa tarea vivió durante casi 5 años en una casa de la Ciudad de México que el gobernador José Murat Casab cedió en 2003 a la Sección 22 en la modalidad de comodato, dijo. En esa casa vivió junto con otros maestros que también realizaban la misma tarea sindical.

La maestra Alejandra Peñaloza (seudónimo) señala que los maestros electos para integrar la Instancia de Coordinación Nacional (ICN), un organismo auxiliar de la Sección 22, viven en la Ciudad de México alojándose en la Casa del Maestro Oaxaqueño Camao (Camao). Su función, sostuvo, es hacer trabajo político y organizativo para la CNTE en coordinación con las secciones 7, 9 y 18.

En la relación de Bienes Inmuebles del Patrimonio del Gobierno del Estado, elaborada en 2019 por la Dirección de Patrimonio, el inmueble aparece en el lugar 320, aunque con una evidente imprecisión: se dice que alberga oficinas administrativas, cuando en realidad es ocupada por la Sección 22 de la CNTE. La casa se ubica en la avenida Coyoacán 939, colonia Del Valle Centro, alcaldía Benito Juárez, en un terreno de 603 metros cuadrados, según consta en la escritura pública número 37, 649.

La casa fue adquirida originalmente por el gobierno del estado de Oaxaca en 1993, fue sede de la representación del gobierno de Oaxaca en la Ciudad de México y, de acuerdo con información obtenida en el portal de la Secretaría de Administración y Finanzas de la Ciudad de México, presenta un adeudo de 768 mil 413 pesos por concepto de impuesto predial, el cual no se ha pagado desde el año 2001.

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Inmueble en la opacidad

Se preguntó a una veintena de maestras y maestros de la Ciudad de México y Oaxaca si tenían conocimiento de la existencia de la Camao. Solo dos personas afirmaron tener conocimiento de esa casa, aunque lo que saben es vago, pues no cuentan con información precisa sobre el inmueble, por ejemplo, el uso que se le da e inclusive su ubicación.

Las personas que desconocen de su existencia respondieron cosas como: No, no sabía. Desconozco. / No tenía idea de esa casa. / Respecto a la pregunta, no tenía conocimiento de esa casa para la Sección 22.

Una maestra de Oaxaca, con 25 años de servicio, respondió: “La respuesta a su interrogante es no, no lo sabía. Pero no dudo que así sea.”

Un maestro de la Ciudad de México, con más de 30 años de servicio, militante de la CNTE, que ha impartido numerosos talleres pedagógicos en Oaxaca y ha escrito textos épicos sobre la Coordinadora, dijo: “sobre la pregunta, desconocía ese dato de una casa cedida por el gobierno de Oaxaca a la Sección 22. Aunque supongo que es un dato que se podría indagar con algún integrante del Comité Ejecutivo Seccional. Los docentes de la Sección 22 nunca me han referido de un inmueble en la Ciudad de México”.
Entre las personas que desconocen la existencia de la Camao se encuentran simpatizantes de la CNTE, seguidores del EZLN, ex secretarios generales delegacionales, un exsecretario de Prensa de la Sección 9 democrática, e integrantes de un movimiento pedagógico, con más de treinta años de trayectoria, identificados con la causa de la CNTE.

En la Casa del Maestro Oaxaqueño. Breve crónica

Salgo del metro División del Norte alrededor de las tres y media de la tarde. Enfilo mis pasos por la calle de Matías Romero. Mi objetivo es la avenida Coyoacán, a ocho calles de distancia.
Mientras camino repaso mentalmente mi plan: llegar, tocar la puerta o el timbre, y preguntar si en ese lugar se encuentra la representación del gobierno de Oaxaca. A partir de la respuesta que obtenga plantear otras preguntas. El objetivo es confirmar que el inmueble de avenida Coyoacán 939 está ocupado por la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

Cuando llego a la casa lo primero que destaca es su descuido, su abandono. El inmueble está pintado de azul claro. Puertas y ventanas aún lucen sus marcos de cantera labrada. En sus mejores tiempos, cuando fue sede de la representación del gobierno de Oaxaca, debió lucir hermosa. Hoy, la puerta de entrada tiene óxido, la pintura de las paredes está desconchada, hay ladrillos huérfanos de yeso y la hierba insumisa asoma en varios puntos.

Me encuentro con la sorpresa de que la puerta está abierta. Dudo un par de segundos, pero decido entrar sin anunciarme. Entro con timidez, paso a paso, mientras digo en voz alta: “buenas tardes, buenas tardes. Hola, buenas tardes”. Escucho un ruido metálico que proviene del fondo. Ingreso por la cochera, calculo que en ella caben tres automóviles estacionados en línea. A mí derecha está la casa principal de dos pisos. Una puerta abierta deja ver la suciedad que ha hecho su imperio en el piso del lugar. En las paredes hay pintas hechas con marcador de tinta permanente, ya muy deslavadas, quizá porque están a la intemperie: CNTE, Jornada de lucha, alcanzo a leer.

Sigo caminando. Al fondo de la cochera veo una camioneta blanca, marca Ford, placas RY 18 758 del estado de Oaxaca, en la portezuela derecha dice: Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

Enseguida hay una pequeña vivienda de dos pisos, quizá destinada en otro tiempo al servicio doméstico. Un triplay suple uno de los vidrios que ha perdido la ventana de la planta baja, sobre él alguna mano escribió: ICN, Sección 22.

Llego al final de la cochera, ahí me encuentro a un hombre de mediana estatura, delgado, de tez morena, machete en mano. Desbroza la hierba del patio trasero de la casa. Me mira sin inmutarse y sin dejar de hacer su tarea. Alcanzo a observar que en el fondo del patio hay otra camioneta, tipo estaquitas, en cuya portezuela se leen las siglas de la Coordinadora. Al parecer está inservible.

–Buenas tardes. Disculpe, ¿aquí es la representación del gobierno de Oaxaca? –le pregunto al hombre. Me mira, y sin responder a mi pregunta comienza a gritar, dirigiendo la voz hacia la planta alta de la que supongo es la casa servicio:
–¡Paco, Paco!
Pasan unos segundos sin que el hombre obtenga respuesta. Vuelve a gritar:
–¡Paco, Paco!
Grito yo también, dirigiendo la voz en la misma dirección:
–Oiga, ¿hay alguien?
El hombre me dice: “grítele, Paco”, y sigo su indicación:
–¡Paco, Paco!
Por fin sale Paco. Hace el ademán de bajar las escaleras, pero al verme se arredra y se queda parado en el descansillo. Entonces le pregunto:
–¿Aquí es la casa de la representación del estado de Oaxaca?
–¿Por qué? –me responde, desconfiado.
–Porque quiero hacer un trámite y vi en el directorio que aquí estaba, pero veo que esto está abandonado. ¿No sabe dónde está? ¿No es aquí?
–No.
–¿Entonces aquí qué es? –insisto.
Paco hace un gesto de desagrado y con un movimiento del dorso de su mano indica que me retire, al tiempo que dice con enfado: “No, no, no”.
Salgo de la llamada Casa del Maestro Oaxaqueño, un inmueble propiedad del gobierno del estado de Oaxaca, el cual solo ocupó 10 años (1993-2003) y que la CNTE ha usufructuado durante 20.

Referencias

Sánchez Cervantes, Alberto (2022). Maestros bajo control. Clientelismo político en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Inédito

Serdán Rosales, Alberto (2013). “La democracia sindical según la CNTE”, Nexos, 15 de mayo de 2013. En: https://educacion.nexos.com.mx/cnte-repetir-la-historia/

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