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El plagio y la ruptura del tejido social

El plagio tiene relación con la ruptura del tejido social si partimos de la noción de ética de Morin

“Toda mirada sobre la ética debe percibir que un acto moral es un acto individual de religación; religación con otro, religación con una comunidad, religación con una sociedad y, en el límite, religación con la especie humana”.

Edgar MorinEl Método vol. 6. La ética, p. 21.

Con este artículo, reanudo mis entregas semanales en e-consulta, agradeciendo nuevamente el espacio que me brindan y deseando para todo su equipo y para mis cinco lectores, un año 2023 lleno de logros, realizaciones y desafíos que nos hagan crecer.

En esta primera semana de vuelta al trabajo estuve pensando mucho sobre la pertinencia y actualidad que tendría dedicar esta reflexión semanal al tema del plagio de la tesis de la licenciatura en Derecho, por parte de la ministra Yasmín Esquivel, que fue el tema que se volvió viral en los medios y en las redes sociales en las últimas semanas del año 2022.

Podría pensarse que el asunto ya está zanjado y que ya perdió vigencia en el debate público puesto que la ministra Esquivel no resultó elegida como Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, peso esto sería darle la razón a quienes leyeron la revelación del plagio que hizo Guillermo Sheridan como una mera maniobra política de la oposición para derribar la candidatura que impulsaba el presidente.

Si bien es cierto que no podemos ser ingenuos y pensar que esta dimensión política e ideológica no fue un componente importante en este escándalo mediático y social, también lo es que el tema del plagio de una tesis profesional no debería soslayarse mirando solamente este elemento y dejando de lado el tema central que es de carácter ético e incluso legal.

Como investigador educativo dedicado a la Ética profesional y la ética de la investigación como parte de mis líneas centrales de trabajo, me siento obligado a decir una palabra al respecto y a subrayar la trascendencia del aspecto ético para la construcción de una sociedad más justa, democrática, ordenada y armónica frente a una colectividad que hoy menosprecia o deja de lado la cuestión moral, enfrascada en la lucha por el dinero, el poder y la fama.

El impulso de una revolución moral y el combate a la corrupción fueron dos de las banderas principales en la plataforma electoral y el discurso del Presidente, por lo que ahora causó desconcierto verlo en su conferencia de prensa diaria, minimizando el tema del plagio y atacando a quien lo dio a conocer, por defender a una ministra que es, además, esposa del principal contratista de obras de su gobierno y su amigo personal.

Por todo ello y porque la UNAM, refrendando su seriedad institucional y su prestigio académico, ha tomado cartas en el asunto y el proceso de análisis y dictaminación del caso de plagio, que involucra al menos a otras cuatro tesis además de la de la ministra Esquivel, también plagiadas, sigue en marcha y ojalá llegue hasta sus últimas consecuencias, es importante seguir hablando del tema.

Vivimos en un país que muestra serias fracturas en el tejido social, una sociedad enfrentada tanto en la polarización discursiva como en la violencia cotidiana cada vez más inserta en todas las estructuras y en nuestra cultura nacional, pero tristemente normalizada e invisibilizada por los grupos que se benefician de esta situación.

Aunque no lo parezca, el plagio tiene relación con esta ruptura del tejido social, si partimos de la noción de la ética de Edgar Morin, que plantea que somos seres éticos porque sentimos internamente un deber de religación con nosotros mismos, con nuestra comunidad cercana, con la sociedad en la que vivimos y con la especie humana a la que pertenecemos.

De manera que todo acto moral, como dice en el epígrafe de hoy el pensador planetario, es un acto de religación individual-comunitaria-social-planetaria y por lo tanto toda conducta no ética, todo acto contrario a la moral, es una acción de ruptura de esa religación. El bien humano y social es lo que religa, el mal humano y social es lo que separa.

El plagio es una de las principales conductas no éticas en la literatura sobre el tema. Se trata de un acto de apropiación o robo de las ideas, el discurso y el trabajo de otra persona y constituye una acción que claramente implica una ruptura con la religación de la persona que lo realiza, pero también de ruptura de la religación con su comunidad de referencia -en este caso su comunidad universitaria-, con la sociedad y con la humanidad toda.

Para ilustrar esta ruptura de la religación podemos considerar lo que plantea Kant en su imperativo categórico acerca de que toda acción individual debería pensarse como norma universal de conducta. Habría que hacerse entonces la pregunta: ¿Qué tipo de sociedad tendríamos si todos robaran los proyectos, las ideas y el discurso de otros y los presentaran como propios? La respuesta es claramente, la sociedad rota en la que vivimos.

En primer lugar, desde lo que Lonergan plantea como la estructura invariante del bien humano, tendría que analizarse el caso de la Ministra, de los otros egresados con tesis plagiadas y de la directora de tesis de todos estos trabajos. En este nivel tienen que establecerse las responsabilidades individuales y dictarse las sanciones que correspondan, enviando un mensaje claro de que el plagio es inaceptable.

Pero también tendríamos que analizar el caso a nivel estructural o sistémico y tanto en la UNAM como en las demás universidades reflexionar críticamente cuáles son las normas, los reglamentos y las exigencias institucionales que promueven el plagio y lo vuelven una práctica común y cotidiana.

Un indicador importante en el caso de las tesis, por ejemplo, es que la directora de estas tesis ha dirigido más de quinientos trabajos de titulación en los años que tiene de servicio, lo cual hace prácticamente imposible una revisión seria de cada uno. Otra pregunta a nivel estructural sería la de la viabilidad real de exigir una tesis para la titulación de los estudiantes dado el número de asesores y sus tiempos disponibles y la masificación de la educación universitaria de pregrado, aunque eliminar las tesis no eliminaría la conducta no ética de plagio en la vida cotidiana de las aulas e incluso en el ejercicio profesional de escritores, periodistas y profesionistas en general.

Finalmente, tendríamos que revisar con cuidado la distorsión de la cultura educativa y académica en la que vivimos. Porque resulta muy revelador el hecho de que vivamos en una sociedad que minimiza –“así lo hacen todos”- o incluso justifica –“el fin justifica los medios”- las conductas no éticas como el plagio y una cultura distorsionada como ésta, inevitablemente explica la ruptura del tejido social y de la convivencia que hoy padecemos.

Aquí hay un reto monumental para todos los educadores. Si queremos contribuir a la transformación social del país, necesitamos formar éticamente a sus futuros ciudadanos, cuestionar y cambiar las estructuras institucionales de la educación que promueven las conductas no éticas y construir una nueva cultura educativa y académica que, revirtiendo la distorsión cultural que justifica o minimiza las conductas no éticas, regenere los significados y valores que determinan el modo en que vivimos y convivimos.

Publicado originalmente en: https://www.e-consulta.com/opinion/2023-01-09/el-plagio-y-la-ruptura-del-tejido-social?fbclid=IwAR0ZfkkKoZhaSb6q-f42EcMR21zGqyXCKPVjtTfo7mZrjDr-0FvOx86opA8

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