Hace unas semanas salió publicado el informe Educación superior en Iberoamérica 2024, editado por el Centro Interuniversitario de Desarrollo, bajo la coordinación de José Joaquín Brunner y la co-edición de Mario Alarcón y Benjamín Adasme. El Informe 2024 corresponde al cuarto en su género. Los primeros 2007, 2011 y 2016 fueron patrocinados por Universia, mientras que éste es auspiciado por la Secretaría General Iberoamericana del Centro Interuniversitario de Desarrollo, CINDA, con sede en Santiago de Chile. El documento in extenso es accesible desde https://www.segib.org/?document=educacion-superior-en-iberoamerica-informe-2024.
En sus propias palabras: “el aporte de CINDA apunta en lo principal, a documentar cambios, tendencias y transformaciones de las IES, velocidades de cambio de algunos países, ampliación de coberturas y el acceso de estudiantes de menores ingresos, desarrollo y ampliación de las plataformas institucionales, avances en la formación de capital humano, procesos de innovación protagonizados por la IES, avances en materia de equidad de género, entre otros. Relevante resulta destacar, que, para la mayor parte de las dimensiones enunciadas, se cuenta ya con casi dos décadas de registro”.
La perspectiva de conjunto sobre Iberoamérica favorece múltiples comparaciones que nos permiten observar las diferencias y características nacionales en un contexto de países semejantes y de similar desarrollo.
El informe contiene un apartado introductorio y una segunda parte con el informe de conjunto y una sección especial para cada país. El caso mexicano es tratado por Germán Álvarez del DIE-Cinvestav, quien también desarrolla la nota respectiva a los efectos en cada país de la pandemia del Covid-19. Al final del informe viene una síntesis muy sugerente elaborada con inteligencia artificial.
El informe considera que en el periodo estudiado hay dos hechos de tremendo impacto en el desarrollo de las sociedades modernas y específicamente en la educación superior: la expansión en el uso social de las computadoras, teléfonos inteligentes y dispositivos que caracterizan a la revolución tecnológica y a la cultura digital por un lado, y por otro, los efectos sociales y educativos de la pandemia del Covid-19. La incorporación de las TIC a la vida social se documenta con el incremento de usuarios de Internet, con el incremento de personas que disponen de teléfonos y computadoras, y con la ampliación de los usos educativos de las TIC para mantener los servicios educativos durante la pandemia.
Las principales tendencias que se observan en este informe apuntan a una ampliación del acceso a la educación superior y a un crecimiento de la matrícula en los sistemas nacionales de Iberoamérica. Se continúa observando un fuerte predominio de la educación superior privada, cuya matrícula se amplía y el número de instituciones crece. Se observa una tendencia al crecimiento de instituciones no universitarias. Durante el periodo se avanzó en cuanto a la equidad en el acceso, más jóvenes originarios de los deciles económicos más pobres encontraron un espacio en la educación superior. Se ampliaron las posibilidades de educación superior para las mujeres y también se incrementaron sus tasas de graduación.
A nivel iberoamericano siguen predominando muy fuertes dificultades para consolidar plantas de profesores y garantizar una carrera académica. Predominan los contratos precarios y por horas. Las diferencias en cuanto a la habilitación del profesorado de la educación superior son grandes y en muchos países falta que los profesores tengan el doctorado. Es muy desigual el tipo de estructuras y criterios para el aseguramiento de la calidad. También es muy heterogénea la legislación que regula entre los diversos países a la educación superior privada, que va desde su prohibición hasta su completa desregulación.
En la comparación internacional además de España y Portugal, son Cuba, Argentina, Chile y Uruguay los que muestran de manera sostenida los mejores indicadores. En contraste México destaca por los últimos lugares y por su escaso dinamismo. Nuestro país destaca por su intenso proceso expansión en el número de estudiantes en universidades privadas. México tiene una de las más bajas tasas brutas de escolarización superior, se ubica sólo por encima de algunos países de Centroamérica y muy por debajo de España, Chile o Argentina. Otra vez Chile, Perú, Argentina y Ecuador están por encima de México en cuanto a la participación de estudiantes de los quintiles más pobres de la sociedad.
Concluye Álvarez sobre nuestro país: “En el periodo comprendido entre 2014, año de los últimos datos reportados en el Informe CINDA 2016 de México, y 2022, las políticas de educación superior (ES) han transitado por importantes cambios que modifican el patrón de gobernanza y de políticas perfilado desde los inicios de la década de los noventa, cuando se instauró el paradigma de la evaluación, los financiamientos condicionados y los incentivos individuales. En la actualidad, dos tendencias coliden: por un lado, la conservación de las políticas restrictivas de austeridad y de fiscalización del gasto de las IES públicas emprendidas por el gobierno anterior y, por el otro, mediante la modificación del marco legal, la construcción de un entramado de gobernanza diferente, federalista, centrado en la coordinación nacional de autoridades de las ES de diversos niveles, y la constitución de coordinaciones y sis- temas estatales bajo una agenda expansiva de universalización, obligatoriedad y gratuidad, y ampliación de las ofertas formativas con un enfoque de derechos humanos, equidad, interculturalidad y perspectiva de género”.