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CTE 2024 Fase intensiva: La burocratización de la enseñanza

Es muy probable que quienes diseñan algunas políticas, programas o acciones de gobierno, sean personas que las conciben desde su escritorio. Pienso que el ambiente donde éstos se desenvuelven, los llevan a proponer una serie de actividades, en este caso educativas, que están permeadas por la gerencia y/o burocracia muchas veces absurda y sin sentido.

Ahora bien, otorgándoles el beneficio de la duda a estos burócratas, tal vez las ideas que conciban pudieran estar llenas de buenas intenciones, sin embargo, una vez que ingresan al sistema educativo, todo lo “bueno” que pudieron haber planteado se transforma en un monstruo de mil cabezas cuya “maldad” ha sido un lastre para la educación que se brinda en un país como el nuestro.

Buenas intenciones que, curiosamente, surgen de la utopía o de un mundo en el que todo pinta de maravilla porque, en dicho mundo, el sistema no adolece de ningún mal, a las escuelas no les falta nada, a las maestras y maestros se les remunera la prestación de sus servicios decorosamente, las y los estudiantes no tienen problemas y cuentan con todos los recursos para acudir a sus centros escolares; en fin, como decía, provienen de un mundo rosa porque los hacedores de esas propuestas viven precisamente en ese mundo color de rosa. 

Luego entonces, ¿qué pasa cuando la realidad les golpea el rostro? Como ha sucedido en las últimas décadas, responsabilizan de todos los males que aquejan a la educación a un sector del magisterio cuya revalorización nada más no llega y eso que tanto se ha prometido por neoliberales y no neoliberales; me refiero a las maestras y los maestros.

¿Por qué el trabajo que debe desarrollarse en los Consejos Técnicos Escolares (CTE) no surge del colectivo docente en lugar de los documentos que han sido mal pensados y diseñados desde la federación?, ¿no acaso la autonomía profesional tan cacareada en los últimos 3 años significa que el docente, desde su mirada profesional, es capaz de tomar decisiones fundamentadas en su trayectoria profesional y laboral para favorecer el desarrollo institucional y de sus estudiantes?, ¿no acaso en el sistema vive una tremenda contradicción entre la direccionalidad (desde la SEP) para la ejecución de las políticas y su aplicación desde una supuesta autonomía profesional que no es tal porque no la vive el magisterio?, ¿hasta cuando la gente de la SEP entenderá que el sistema se caracteriza por una verticalidad desmedida que implica la ejecución de acciones tal y cual lo determinen muchas autoridades educativas en los estados, luego en las jefaturas de sector, después en las supervisiones y, por último, en las direcciones escolares?, ¿acaso es la única formar “unidireccional” bajo la cual puede “funcionar” un sistema? En fin; preguntas y más preguntas, que acaban de encontrar respuesta cuando se analizan las Orientaciones para la Fase Intensiva del CTE programada para el 21, 22 y 23 de agosto. 

Es curioso como un documento que pareciera tener buenas intenciones se desdibuja cuando la realidad toca su puerta. Esto porque no parte de la realidad de la que se supone debería partir para generar una dinámica de trabajo donde el colegiado pudiera realizar propuestas que no terminen burocratizándose. ¿No acaso la SEP pide a las y los docentes que partan de la realidad para elaborar su programa analítico?, ¿por qué dicha SEP no parte de la realidad que viven los colectivos docentes para diseñar acciones que sí les apoyen y no burocraticen su actividad? En fin, qué gran contradicción.

Volviendo al tema que me ocupa, si se analiza dicho documento que ha dado a conocer la SEP recientemente, la idea es que durante tres días los colectivos docentes “dialoguen” sobre: la inclusión y el proceso de mejora continua para el diagnóstico socioeducativo (21 de agosto); el Programa Analítico, análisis y actualización (22 de agosto); y la preparación del inicio del ciclo escolar (elaborar un esbozo de la planeación didáctica para el primer periodo del ciclo escolar, además de la organización de actividades para el inicio del semestre, 23 de agosto).

Actividades que sí implican el establecimiento de un diálogo entre docentes, pero también, la introducción de pequeñas grandes acciones “burocratizantes” que, lejos de apoyar el quehacer docente, lo “burocratizan” y alejan del propósito para el que fue pensado. 

Esta idea es muy simple de entender: el diagnóstico socioeducativo, la actualización del Programa Analítico, el esbozo de una planeación didáctica y la organización de las actividades para el inicio del ciclo escolar, son acciones que no son vistas como un constructo inacabado que puede y debe ser fortalecido continuamente a lo largo del ciclo escolar, sino como un “algo” que se tienen que hacer y entregar porque se tiene que cumplir con lo que autoridad determine y punto.

Seguro estoy que, desde las oficinas educativas de los estados, de las jefaturas de sector, de las supervisiones y/o de las direcciones escolares, se pedirá la entrega completa de los Programas de Mejora Continua, la actualización completa de los Programas Analíticos (de todo un semestre y, en el peor de los casos, de todo el ciclo escolar), las planeaciones didácticas del trimestre o semestre, además de todos los proyectos y/o acciones que marcarán el inicio del ciclo escolar 2024-2025. Así sucedió el ciclo escolar que terminó, aunque se dijo que, por ejemplo, el Programa Analítico se construiría paulatinamente, ¿por qué hoy tendría que ser diferente?

¡Pobre SEP, qué SEP tan pobre!

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