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CNTE-SNTE: El zorro y el tigre

 Carlos Ornelas

Aunque Maquiavelo escribió El príncipe para aconsejar a gobernantes cómo hacerse del poder y luego mantenerlo, políticos y grupos de poder usan sus enseñanzas o las practican por instinto. Por ejemplo, los líderes de las facciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

El 5 de abril de 2019, Pascal Beltrán del Río, publicó en su bitácora del director, en Excélsior, una pieza luminaria: “Para tigre, la CNTE”. Desde entonces me brotó la imagen de que el proceder de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación se asemeja al de un animal de caza, en tanto que la facción mayoritaria siempre pelea con cautela.

Aclaro que Maquiavelo ejemplifica el actuar de la bestia en el león, permuto la palabra de la cita para que sea congruente con la idea: “conviene que el príncipe se transforme en zorro y en tigre, porque el tigre no sabe protegerse de las trampas ni el zorro protegerse de los lobos”.

Siendo candidato a la presidencia, López Obrador convino con el tigre, el 12 de marzo de 2018 en Guelatao, Oaxaca. Sin embargo, ya en el gobierno, no cumplió con abrogar la “mal llamada” reforma educativa, que era la exigencia central de la CNTE. AMLO tuvo que acordar con la oposición ya que no le alcanzaban los votos para una reforma constitucional. El resultado: el artículo 3, vigente desde el 15 de mayo de 2019, que no complació a la CNTE, enseñó su garra.

En su artículo, Beltrán del Río pronosticó y le atinó: “La alianza con la CNTE podría convertirse para López Obrador en un auténtico pacto con el diablo del que difícilmente podrá zafarse, pues él mismo ha equiparado la aplicación de la ley con la represión, y ahora tendrá pocos márgenes de maniobra para domar al tigre”.

No lo doma y, al parecer, no lo domesticará, es un tigre travieso y avieso. No sólo organiza marchas contra de los poderes de los estados donde su gente es mayoría y al gobierno federal, también agrede al presidente en persona. Sus militantes lo secuestraron una vez en Tuxtla Gutiérrez y cercaron su camioneta el pasado 13 de este mes con el fin de tener una cita con la secretaria de Educación Pública, Leticia Ramírez Amaya, para machacar su exigencia de bases para los egresados de sus normales y pagos atrasados.

Obtuvieron la cita, pero no la satisfacción de sus demandas, el tigre sigue suelto y manifestándose. En cambio, la facción que comanda Alfonso Cepeda Salas opera con la mentalidad del zorro. No hace aspavientos, tiene una narrativa moderada y recita palabras que pueden sonar afectuosas a la 4T, como apoyar el plan de estudios y marco curricular que propone la SEP. Pero no ceja en su empeño de obtener más. Y lo logra.

Cepeda Salas tuvo una reunión este lunes 25 con la elite de la sección 32 del SNTE, de Veracruz, la segunda más grande en membresía. Allí lanzó una exigencia a todas luces justa. Castigo para los culpables del asesinato de la maestra Beatriz Elizabeth Meza Rivera, subdirectora de la Escuela Primaria Adolfo Ruiz Cortines, asesinada de manera artera en Jalapa, hoy hace una semana.

Acompañado de Juan Nicolás Callejas Roldán, quien heredó el cacicazgo de la sección de su padre, el líder del SNTE aseguró “no olvidamos a nadie, estamos al tanto de los problemas de todos”. Y lanzó las dos reclamaciones principales a la SEP: 1) más basificación de interinos, parece que no le bastan los casi 700 mil beneficiados y 2) vamos contra la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y (los) Maestros.

No levantó la voz, ni agredió, actuó como un zorro.

Paradoja: Las camarillas del SNTE acogen los consejos de Maquiavelo, pero los usan contra el príncipe; una como tigre, la otra como zorro. Ambas partidas obtienen ganancias del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En efecto, pactó con el diablo.

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