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Transformar las secundarias técnicas en tecnológicas

Si no queremos seguir siendo un país de consumidores de tecnología, es mejor que comencemos a enseñar a nuestros niños y jóvenes a construirla. El lugar ideal para hacerlo debe ser la escuela, siempre y cuando se generen las condiciones para ello.

Consumir y no producir es lo que se ha venido enseñando en las escuelas en las últimas décadas y porque no decirlo, también en los hogares. No obstante, ahora que estamos en los tiempos de las transformaciones debemos pugnar para que nuestra sociedad deje de ser de consumidores masivos. Esto puede y debe comenzar a configurarse desde la educación básica.

Educación básica, mandato constitucional

¿En dónde se da formación a las personas? En términos informales se podría mencionar que desde el hogar y casi en todos los lugares que están fuera de las escuelas. Es decir, por fuera de esas instalaciones en que convergían de manera física –al menos hasta inicios del 2020– quienes aspiraban a obtener la llamada educación formal.

La educación oficial, esa a la que se refiere el tercero constitucional, señala que, “Toda persona tiene derecho a la educación. El Estado –Federación, Estados, Ciudad de México y Municipios– impartirá y garantizará la educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior. La educación inicial, preescolar, primaria y secundaria, conforman la educación básica. . .”

En México quienes aspiran a recibir la formación oficial, deben pasar por dicho proceso, lo cual es operado por el llamado sistema educativo, el cual es conformado por un conjunto de actores, instituciones y procesos para la prestación del servicio público de la educación que imparta el Estado, así como sus organismos descentralizados y los particulares en todos los niveles (LGE, 2019).

La educación básica es fundamental para el futuro de los individuos y de la sociedad. Ahí se siembran las bases para construir el papel de consumidor o productor.

Opciones actuales en secundaria

Al concluir la educación primaria, ¿qué opciones tienen madres y padres de familia para sus hijos? ¿En qué escuela deben inscribir a sus pequeños?, ¿en dónde darán el mejor acabado a su formación básica?, ¿en dónde les enseñarán lo más conveniente para la vida? Estas son preguntas que todo padre de familia se hace cuándo sus vástagos concluyen la educación primaria.

Por lo que el sistema educativo ofrece, sea en escuelas públicas o privadas, cuatro modalidades:

Secundarias Generales.

Telesecundarias.

Secundarias para Trabajadores.

Secundarias Técnicas.

Cada una tiene su particular modelo, forma de enseñanza y fines educativos, que al final del proceso conforman su propio perfil de egreso. Por ahora, nos detendremos en el modelo que se centra en la formación tecnológica, ya que es el único que se ha venido esmerando en ello.

Pero antes de avanzar formularía una pregunta al lector, ¿de las cuatro alternativas, qué modalidad de educación secundaria prefiere?

La oferta de Secundarias Técnicas

Según el portal de la propia Autoridad Educativa Federal de la Ciudad de México, las secundarias técnicas tienen, entre otras, las siguientes finalidades:

Proporcionar formación humanística, científica y artística, brindar una educación tecnológica básica que permita al alumno la adquisición de conocimientos, habilidades y destrezas, así como la apreciación del significado que la tecnología tiene en su formación para participar productivamente en el desarrollo del país.

Se caracteriza por ser formativa, propedéutica y fortalecedora de la cultura tecnológica básica, se agrupa en tres áreas: agropecuaria, industrial y de servicios administrativos, de apoyo para la producción, ofreciendo una gama de 21 actividades tecnológicas. Con carga de 12 y 8 horas respectivamente, según las actividades en cada escuela. El alumno egresado obtiene un diploma que avala su actividad tecnológica.

Aunado a ello, se ofrecen Cursos Modulares de Formación Tecnológica para personas mayores de 15 años que desean especializarse en alguna tecnología que les permita acceder al mercado de trabajo, entre las que destacan industria del vestido, secretariado y computación.

Como se aprecia, la formación y cultura tecnológica es clave en esta modalidad con enfoque técnico; sin embargo, en los últimos años, particularmente en el último trienio, este subsistema ha sido olvidado. En diferentes escuelas vienen desapareciendo las actividades tecnológicas o talleres que se tenían. Situación lamentable, pues lejos de sostener o fomentar esta modalidad, se aprecia un desinterés.

Si vivimos en medio de la cuarta revolución industrial, en medio de la era digital, conviene preguntarnos, ¿Sería conveniente enseñar una cultura tecnológica desde la educación básica?

Secundarias tecnológicas: el camino para expandir la educación básica

El impulso al desarrollo tecnológico no es una opción voluntaria, más bien, es el camino a seguir para los países que aspiran a posicionarse como potencias económicas en el mundo. Esto no es nuevo, es una constante y factor del progreso en diversos países, particularmente en los asiáticos. Evidencia de ello, son los datos que presenta el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el informe “Perspectivas de la Economía Mundial 2021”.

La producción masiva e invención de productos, requiere de conocimientos, experiencia y formación. Entonces, cabe pensar que, según la evidencia asiática, los países que aspiren a incrementar su Producto Interno Bruto (PIB), tendrían que empoderar de conocimiento tecnológico a las generaciones de estudiantes en todos los niveles escolares. Esto, daría la posibilidad para trabajar poco a poco, en dejar de ser solo consumidores y en vez de ello productores de tecnología*. 

Ante este panorama, conviene hacer una recomendación a las autoridades educativas. Transformar las secundarias técnicas en tecnológicas, sería una de las mejores inversiones que se pudieran hacer en educación básica. Esto es, no dejar caer ningún taller o actividad tecnológica de las que a la fecha se tienen, sino invertir y dotar de tecnología a cada uno de ellos, incluso crear nuevos talleres a fin de formar jóvenes con pensamiento tecnológico, innovador y creativo.

Talento se tiene en las escuelas, solo hace falta crear las condiciones para inculcar en los niños la capacidad de generar y producir y no solo consumir. 

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