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Escuelas y estupefacientes

El caos vial no fue todo en las grandes ciudades por la reapertura de las escuelas tras dos semanas de vacaciones. El retorno a los salones de estudiantes y maestros para continuar con las prácticas de enseñanza y aprendizaje no fue la nota principal. En la mañanera, Leticia Ramírez Amaya, la secretaria de Educación Pública, presentó un plan de prevención de adicciones. “Si te drogas te dañas”, es la rúbrica de la campaña que comenzó ayer.

            Tanto en el boletín de la SEP como en notas y editoriales de periódicos se tocó el tema. En la página 9 de nuestro Excélsior, Isabel González resume los datos que presentó la secretaria. La campaña pretende alcanzar a 11 millones de estudiantes en 62 mil escuelas; los cursos de 15 minutos al menos tres días por semana estarán a cargo de 82 mil docentes de Formación Cívica y Etica, Biología, Vida Saludable y Ciencias. El propósito: “instrumentar acciones en el aula y una campaña de difusión que contribuyan a la prevención del consumo de drogas entre estudiantes de secundaria y de educación media superior a través de espacios de reflexión y mensajes de comunicación asertivos”.

            La SEP preparó un cuadernillo de buena factura para apoyar a los maestros, Guía para docentes, además de preparar podcasts con información sobre los narcóticos más conocidos y dañinos, en especial el fentanilo y metanfetaminas. La campaña parece razonable, las condiciones del país lo demandan y las acciones preventivas, si se ejecutan con eficacia, ofrecen resultados provechosos. La estrategia de prevención se centra en las escuelas, pero los riesgos mayores están en el ambiente externo, enmarcados en una ola de violencia.

            Nuestra columna editorial, “Frentes Políticos” hace preguntas pertinentes que invitan a una reflexión más allá de la escuela. “¿es suficiente la sensibilización? ¿Qué hay de la lucha contra el narcotráfico y la tolerancia en todos los territorios?… ¿De qué sirve la teoría si, en la práctica, la droga fluye en las calles con absoluta permisividad? La columna aboga por una estrategia integral contra el flagelo de las drogas. Mas persiste la consigna de abrazos no balazos que, en lugar de frenar la violencia, la vivificó como nunca desde la Revolución mexicana.

            La SEP no anunció cómo ni con qué instrumentos evaluara las consecuencias de la campaña, al presidente quizá ni le interese, pero es crucial. No sabemos si fueron consultados los 82 mil maestros ni si aceptaron de buena gana una tarea que no estaba en la planeación detallada. Tampoco sabemos cómo reaccionará el crimen organizado en las zonas donde controla el territorio y buena parte de la vida de sus habitantes. Es probable que amenace a los maestros para que no apliquen el programa o muchos de ellos se abstengan por temor. Lo peor que pudiera pasar es que si la campaña no muestra resultados ni provoca cierto entusiasmo se culpe a los docentes por las fallas.

            Aplaudo toda iniciativa que proponga educar a nuestros niños y jóvenes sobre los riesgos de las drogas, también todas las acciones que traten de reducir la influencia del crimen organizado para que los capture como consumidores de estupefacientes o halcones. Pero la faena principal está fuera de las escuelas.

Retazos

Guillermo Adame Calderón, secretario de Educación de Durango declaró que, de 33 mil trabajadores, mil 400 no fueron localizados en su lugar de trabajo, los directivos tampoco reconocen que laboren en esos centros. El funcionario asegura que no significa que sean aviadores, pero sí lo sospecha.

Mi protesta en Excélsior este domingo y la queja ante la Condusef dieron resultado. Zurich Seguros me hizo llegar las facturas y abonó un mes. Agradezco la solidaridad de lectores y la diligencia y amabilidad de funcionarios de la Condusef.

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