Uno de los hallazgos es que al regular la producción de ciertas hormonas relacionadas con el crecimiento y reproducción del parásito, es posible controlar el avance de la enfermedad
En varios países, alrededor de dos por ciento de casos de neurocisticercosis son detectados en necropsias, esto debido a lo complejo y costoso que resulta su diagnóstico y tratamiento, pues la presencia del parásito solo se detecta a través una tomografía o una resonancia magnética.
La cisticercosis es una infección intestinal que se transmite al ser humano mediante la ingestión de huevos de Taenia solium, estos se propagan a través de los alimentos, el agua o las superficies contaminadas, por ejemplo, la carne de cerdo sin el debido proceso de cocción.
Para prevenir el contagio, se deben seguir ciertas medidas higiénicas: lavarse las manos con agua y jabón después de ir al baño o cambiar pañales y antes de manipular o servir alimentos; lavar todas las frutas y legumbres crudas antes de comerlas y beber agua embotellada o hervida; así como el desecho adecuado de las heces humanas y de animales.
Marta Romano Pardo, investigadora del Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias del Cinvestav, realizó un análisis endocrinológico del microorganismo; uno de sus principales hallazgos fue que al bloquear la producción de ciertas hormonas (testosterona y estradiol), relacionadas con el crecimiento, reproducción del parásito y sus receptores, es posible controlar el avance de la cisticercosis.
De acuerdo con la investigadora del Cinvestav, las Taenias son parásitos hermafroditas que requieren procesos de síntesis de esteroides sexuales para su reproducción y la relación con el huésped; los cisticercos (las larvas del parásito) se esparcen a través del torrente sanguíneo y suelen desarrollarse en músculos, piel, ojos o sistema nervioso central, en específico en el cerebro, donde forman quistes.
El estudio de la síntesis de hormonas esteroideas por parásitos relacionados con la neurocisticercosis ha brindado nueva información para su tratamiento y podría ser la clave en el control de esta enfermedad, que en México representa alrededor del 11 por ciento de las consultas neurológicas.
Por ahora, este tipo de análisis se ha desarrollado in vitro con parásitos en cultivo y ha servido para analizar también su proceso de proliferación celular en presencia de estas hormonas. “Sabemos que los estrógenos, la testosterona y los corticosteroides se relacionan con el metabolismo y la proliferación celular, nosotros estudiamos al cisticerco en aras de desarrollar maneras efectivas para atacarlo”, señaló Romano Pardo.
Actualmente, para reducir el proceso inflamatorio cerebral generado por el parásito, se emplean medicamentos basados en corticosteroides, como dexametasona y prednisona; sin embargo, al ser esteroides, también pueden ser usados por los parásitos causantes de la cisticercosis para su proliferación.
Los resultados obtenidos indicaron que fue posible controlar la liberación de las hormonas necesarias para el desarrollo de los parásitos a través del bloqueo de la producción de esteroides, con inhibidores de las enzimas responsables de su síntesis y así frenar al cisticerco que se encuentra en el paciente.
La investigadora comentó que los inhibidores empleados para bloquear la producción de esteroides, tales como el tamoxifeno aplicado en la terapia complementaria para el cáncer de mama, formestane, danazol, ketoconazole o metirapona, son bastante comunes y se encuentran de venta en el mercado, debido a que se utilizan en el tratamiento de otras enfermedades.
Combinar estos fármacos con los esquemas administrados actualmente a los pacientes con la enfermedad, podría contribuir a resolver el problema de resistencia a medicamentos y de control de la inflamación que acompaña la presencia del cisticerco en el cerebro.
La neurocisticercosis es una de las principales causas de epilepsia en adultos en el mundo, las complicaciones por las que pasan los enfermos abarcan desde dolor intenso de cabeza, parálisis parcial, pérdida del habla, cegera, infartos cerebrales, hidrocefalia, convulsiones, problemas de fertilidad e incluso la muerte.
En este sentido, la importancia de la investigación es que puede ayudar a desarrollar nuevas terapias coadyuvantes más efectivas y con menos efectos secundarios que el tratamiento estándar empleado contra la afección.
Cabe mencionar que las conclusiones de este estudio han sido fruto de un trabajo realizado por Romano Pardo y su grupo de investigación durante más de una década, en la que han analizado el comportamiento biológico de los parásitos causantes de la cisticercosis por T. solium, desde su estado larvario hasta la etapa adulta (Taenia o solitaria), utilizando también modelos experimentales como el de Taenia crassiceps WFU